Esther Kaplan juega con el mundo de los sentidos y el movimiento a través de sus mujeres con sus curvas y pasiones. El trabajo con sus manos ha marcado su vida y le ha otorgado una plasticidad, un tono y un trazo muy bonito. ¡Te invitamos a conocerla!
¿En qué momento descubriste tu pasión por el arte?
Yo pienso que lo traigo desde que nací, porque siempre me gustó todo lo que fuera hacer con mis manos, de chiquita hacía flores de papel crepé, después muñecas de trapo. Por suerte mis padres vieron ese placer que tenía y supieron mandarme a distintos talleres que me ayudaron a desarrollar mi creatividad y trabajo manual.
¿Cómo continuó tu búsqueda?
Yo quería ser profesora de educación física, pero a mis 18 años mis padres no me dejaron, diciéndome que no era una carrera seria, entonces me decidí por ser maestra de nivel inicial, en donde también podía trabajar mucho con las manos. Manos y tijeras eran mis armas fundamentales y el trabajo con niños fue una de mis pasiones. Después hice pintura decorativa, una linda técnica, y más tarde empecé a ir a taller con diferentes maestros: Corina Catarivas, Carlos Prunel, Philip Davies y Walter Nadal en dónde aprendí pintura al óleo. Actualmente estoy yendo al taller de Rogelio Osorio con modelo en vivo.
¿Qué material te gusta más trabajar?
Trabajo mucho con acrílico, dado que soy un poco ansiosa me viene espectacular porque con el óleo tengo que esperar. Cuando comienzo con una obra, me pasa de soñar con ella y hasta que no la termino no puedo seguir con otra cosa.
¿Has incursionado en otras ramas artísticas?
En la pandemia no estaba muy inspirada para pintar, solo realicé retratos de mis seres queridos… El tema del encierro y tener a mis padres mayores fue muy difícil para mí, entonces me contacté con una profesora de telar y fieltro y fue lo que hice en la pandemia. Era un placer hacerlo y deshacerlo para ir buscando el equilibrio que necesitaba en los colores y las formas.
¿Qué opinas de ser mujer artista?
Cuando trabajas y sos madre es difícil dedicarte el 100% a esta actividad. En la historia había mujeres que hacían firmar sus obras por sus maridos, porque no era reconocido que una mujer pudiera incursionar en el arte. De todos modos, por suerte desde hace un tiempo sí ya me puedo dedicar de lleno al arte.
¿Cómo te inspiras para pintar?
Generalmente me gusta pintar mujeres en formato grande, pero cuando fui a ver el ballet ‘El lago de los Cisnes’ tuve material para rato, -también me hubiese encantado ser bailarina- (risas). Allí comencé una serie con bailarinas y sus vestidos. Por otro lado, me encanta poder transmitir las emociones a través de los rostros, ahí también encuentro mucha inspiración, incluso uno transmite mucho de sus propias emociones. Pero una cosa es lo que me imagino y otra es lo que hace la mente y la mano con el pincel, en ese pasaje todo se puede transformar.
¿Por qué mujeres para tus pinturas?
Las formas femeninas son mucho más lindas y armónicas para dibujar, un hombre tiene líneas más rectas, mientras que en la mujer hay curvas más suaves, me gusta mucho.
Actualmente ¿qué es lo que más estás pintando?
Estoy muy enganchada con el dibujo al natural de desnudos, que es fundamental para poder después des-dibujar, es una búsqueda y un estudio contínuo, con todo lo que implica.
¿Qué opinión tienes del arte contemporáneo?
Realmente no lo entiendo, sé que es difícil hacerlo, pero no es lo que más me llena por ahora, tal vez en otro momento me vuelva a una obra más abstracta.
¿Cómo es tu ambiente para crear?
Tengo que estar con la inspiración y la tranquilidad de poder hacerlo sin apuro, porque sino no es lo mismo, busco que mi única preocupación en ese momento sea la pintura. Para ambientar me pongo música clásica generalmente.
¿Buscas tener un estilo particular?
No lo busco, es mi estilo natural de pintar, dentro de tanta cantidad de años que tengo pintando he cambiado muchísimo y quizás ahora vuelva a cambiar también, intento no caer en el aburrimiento, siempre buscar cosas nuevas y distintas que me atrapen para poder expresar.
¿Qué es el arte para ti?
Es todo, desde ver los árboles transformar sus colores en las estaciones, hasta los vínculos que tenemos. También la cocina, que está en todo momento de la vida, también un simple peinado o un corte de pelo, el arte abarca todo en la vida.
¿Qué te conmueve del arte?
Una vez fui a una exposición de Frida Kahlo en Brasil y me pasó que sin pensarlo me comenzaron a brotar las lágrimas, fue impresionante, una emoción muy pura y brutal. Por supuesto que uno conoce lo que es la historia de ella y todo lo que sufrió, entonces eso también me emociona. Pienso que los artistas tenemos una sensibilidad especial con todo lo que nos pasa alrededor.
¿Cuál es la parte que más te interesa de ser pintora?
Es el sentimiento y placer cuando veo una obra en exposición y digo: “Wow, ¿eso lo hice yo?”, son momentos muy lindos, a veces ni te das cuenta de las posibilidades que tienes y cómo después el resultado es divino.
¿Cuál es tu exposición más memorable?
Siempre todas muy lindas, pero una vez hicimos con Cristina Burnett una sobre mujeres en el Palacio Legislativo. En la inauguración armamos una instalación tipo performance en donde salía de atrás un cuadro una bailarina, bailando se mezclaba entre el público e iba interpretando cada cuadro, fue lindísimo. También estuvimos en Estados Unidos Los Ángeles exponiendo, por el interior en muchos lugares, así como en Montevideo. Siempre es un mimo al alma, porque la gente va con la mejor onda. Hacer una exposición no es ir y colgar un cuadro así nomás, es todo un desafío.
¿Tienes algún proyecto a futuro con el arte?
Sí, yo pienso que en la vida uno siempre tiene que tener proyectos, eso me ha ayudado mucho a estar en movimiento y siempre pensando cuál va a ser la temática siguiente y cómo la puedo desarrollar.
¿Qué le dirías a una persona que quiere arrancar a pintar pero por alguna circunstancia se frena?
Voy a tomar palabras de Walter Nadal que amo, él decía: “El pintar es un oficio”, y tiene mucha razón porque es como el cantar, uno puede desafinar, pero si se dedica a aprender puede lograrlo, lo mismo con el baile y la pintura, es cuestión de darle y darle. También hay ciertas etapas para cada cosa, por ejemplo, yo amaría haber hecho la carrera de arte en Europa y hoy estar entre artistas, sería el placer más grande, pero bueno, uno tiene que escuchar lo que dicen sus emociones internas siempre. ♦
Para comunicarse con Esther Kaplan:
Tel. 099 604 652 / FB: Esther Kaplan
Luz Sánchez
6 mayo, 2022 a 07:24Felicidades Esther!!! Un placer saber de ti.Abrazo.