Entrevista a Roberto Weigel

Roberto Weigel desde pequeño tuvo inclinaciones por el arte, pero fue de adolescente cuando este artista fernandino comenzó su camino de la mano del maestro Carlos Tonelli. Con el tiempo, la vida lo llevó a radicarse en Rocha y adoptar un ritmo más tranquilo. Hoy es el encargado de la sala de exposiciones «Prof. Eduardo Saldain» del Teatro 25 de Mayo de Rocha y reconoce que cada vez que puede aprovecha a probar colores y bocetar con sus acuarelas. ¡Los invitamos a conocerlo!

¿Cómo te iniciaste en el arte?

Yo dibujo desde que tengo uso de razón, si bien siempre fue una actividad que me gustó realizar, no lo solía tener como una prioridad en mis tareas personales. De hecho, cuando de adolescente arranqué para las 8 horas, mi ocupación fue totalmente distinta. Las primeras incursiones que tuve fueron en la pintura de letras, me entusiasmaba visitar el taller de Don Tito Garmendia que estaba en Ventura Alegre y Santa Teresa. Me iba a verlo pintar, la magia que producía su temblorosa mano y como pintaba con una velocidad y prolijidad pasmosa, me asombraba. En setiembre del 83, cuando se llamó a concurso para ingresar en la Escuela Municipal de Artes Plásticas y Visuales, hoy con el nombre de quien fue mi maestro, Carlos Tonelli, tenía 20 años y entré en el grupo que inauguró la escuela. Estuve durante 4 años y me entusiasmé mucho con el dibujo, la pintura y me tomé más en serio la actividad. El propio Tonelli me impulsó a participar en salones locales y nacionales. Después, por los 90, tuve un parate bastante grande, porque tuve una empresa que me quitó mucho tiempo y abandoné la pintura, de todos modos, me dediqué al dibujo con fines publicitarios y me familiaricé con letras y carteles, el cual es mi oficio de todos los días, ya que hace 36 años que trabajo con cartelería.  

¿Cómo volviste a pintar?

En el 2000 le saqué las telarañas a los pinceles y empecé a pintar nuevamente. Desde ahí, continué prácticamente de forma ininterrumpida. En el 2002 me vine a Rocha y en el 2010 me incorporé al Taller Municipal, en donde estuve 4 años con el profesor Ricardo Gutiérrez, una persona muy creativa, un docente fantástico con el que tenemos una muy buena relación. Por temas laborales dejé de asistir, pero seguí por mi cuenta en mi pequeño taller. 

¿Cómo fue mudarte a Rocha?

Me vine en el año 2002, hace 19 años ya. Rocha tiene una impronta distinta que Maldonado, que siempre tuvo un ritmo loco. Acá en Rocha hacer un mandado de 15 minutos me lleva 2 horas, porque me encuentro con uno y con otro, y todo el mundo tiene tiempo de proyectar, planificar cosas o simplemente charlar. Al principio me costó un poco, pero ahora ya me acostumbré al ritmo. He conocido mucha gente, tengo amigos y conocidos músicos, escritores, artistas plásticos y actores, todos esos vínculos me han ido nutriendo de una manera increíble. Mi vida ha cambiado bastante, no ha sido todo color de rosas, pero hoy puedo decir que tengo un capital de afectos y contactos con distintos tipos de personas que es invaluable. 

¿Recuerdas cuál fue tu primera obra?

Cuando estaba en 5to de escuela, se me había dado por pintar sobre cartulina negra. Pinté dos trabajos y se los llevé a mi maestra Lindomar Guadalupe. A los pocos días me dijo que su madre quería comprar las dos pinturas que había hecho, así que super contento con mi primera venta le cobré exactamente lo que salía una caja de acuarelas que vendían en el Salón Florida que hacía días venía mirando. Esto es lo primero que recuerdo de toda esta historia.

¿Cuál es tu material preferido?

Actualmente sigue siendo la acuarela. Dentro de lo que es técnica seca he hecho casi todo: tiza pastel, óleo pastel, lápiz de colores, lápiz grafito, sepias, carbonilla, he probado y combinado de todo. Tonelli nos enseñó a trabajar el lápiz de color con el lápiz grafito y siempre me gustó. ­Después trabajé con técnicas húmedas como el óleo y el acrílico, pero hace más de 10 años que estoy con la acuarela que me cautivó por completo y es con lo que estoy más equipado hoy por hoy.

¿Qué es lo que más te gusta pintar?

Me gusta lo figurativo, la acuarela es una técnica que se presta para el paisaje y también me encanta la naturaleza muerta con pocos elementos. La pintura al óleo hizo que por mucho tiempo no me pudiera despegar del dibujo detallado, de las formas y las luces. Entonces tomé la acuarela como un medio más fresco y espontáneo, para ver si podía soltarme de la línea tan ajustada. En algunos aspectos lo he logrado… El agua corre, pero tienes que aprender a encontrar que esa fluidez te juegue a favor. Me entusiasma tanto que sigo haciendo bocetos y pruebas de color permanentemente. 

¿Cómo es tu proceso creativo? 

La creatividad viene del momento que uno aplica lo que ve. Por lo general tomo de referencia un paisaje, ya que siempre ando con la cámara, hay momentos que tienes que parar y la foto tiene que salir. Así que tengo un archivo en donde voy dejando ese material de referencia y cuando me quiero inspirar voy hacia allí. En Rocha hay mucha playa, mucho paisaje de campo y alguno urbano pueblerino con lindas fachadas.

¿Cuál es la parte que más te interesa de la creación artística?

Creo que como todo, busco un resultado final que resulte de mi agrado personal, soy tremendamente autocrítico -me dicen que a veces es demasiado- y eso me puede jugar en contra. Por supuesto que el camino hacia ese resultado está bueno, incluso ver como tu obra va creciendo, se va complementando y uno la quiere ver terminada. Cada obra es un viaje distinto, por chica que sea.

¿Qué es lo que buscas transmitir?

El fotógrafo tiene la capacidad de darle su propia mirada a quien luego ve la foto. Creo que es un arte en sí mismo lograr encontrar ese punto distinto de ver las cosas, cuando la gente observa y dice: “¡Cómo no pude ver esto de esta forma!” Yo intento eso, ubicar al espectador en el mismo lugar en donde estuve, generarle una imagen.

¿El arte es para todos? 

Absolutamente, creo que si te gusta una obra no hay que entender de pintura, el arte te llega, con la música pasa lo mismo, eso es lo lindo del arte. Desde este año estoy a cargo de la sala de exposiciones «Prof. Eduardo Saldain» del Teatro 25 de Mayo, hay mucha gente que no se arrima a la sala, veo que llegan a la puerta, miran hacia dentro y no entran, yo intento explicar que no se necesita ser un erudito para disfrutar de una muestra.

Muchas veces el arte se queda adentro, ¿no?

Sí, recuerdo una vez que salí con un block y unos lápices y me senté en un cordón de la vereda a pintar una fachada. Cuando quise acordar tenía a unos botijas alrededor y cerca de 12 personas mirando lo que estaba haciendo. Estuvo buenísimo, ¿por qué no fomentar eso y hacerlo más seguido? En Rocha hay un componente artístico muy importante que hay que valorar y difundir. 

¿Han organizado encuentros de artistas? 

Sí, hemos hecho el intento de juntarnos en la plaza para pintar, sobre todo cuando coincide con el 23 de noviembre -el Día Mundial de la Acuarela- o en el marco del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. Hemos pasado tardes de lo más amenas. La gente no está acostumbrada a ver artistas en la calle, ni un pintor con sus caballetes, ni un saxo a la salida del banco. Creo que está bueno que salgamos de las puertas del taller y nos pongamos al aire libre, no es fácil y hay un temor a hacer las cosas mal, tal vez. Al principio me costó, pero la experiencia es espectacular y cada uno tiene que hacer su propio camino. Animo a que formemos una especie de cofradía artística en la que podamos compartir.

¿Cuáles son las grandes satisfacciones que te ha dado el arte?

El hecho de que alguien te consulte cuánto cuesta una obra ya es una gran satisfacción para mí. En Rocha he vendido unas cuantas acuarelas e incluso algunas he tenido la suerte de que se fueran al exterior. La obra tiene que volar, si no está a la vista de otras personas, para mí no tiene mucho sentido. También he tenido la oportunidad de colaborar con escritores e ilustrar alguna página de sus libros, justamente el otro día vino un escritor de Rocha y me pidió utilizar una acuarela mía para la tapa de su libro, eso es un orgullo tremendo.

¿Tienes experiencia enseñando a grupos? 

Sí, manejo un taller de 10 personas en Villa Velásquez, un pueblo de 1000 personas que está a 56 km de Rocha rumbo al norte. Un buen día, una tía de mi señora, que siempre quiso que le diera clases, me preguntó qué necesitaba para ir a dar un taller allá. En no más de una semana ya estaba configurado todo. El primer día fui a dar una pequeña charla presentación y arrancamos en un salón chiquito en una casa de familia, cedido por una de las alumnas. Iba los días martes y estaba todo el día de 9 a 5 de la tarde, realmente la pasábamos fenómeno. Funcionamos por 5 años e hicimos dos muestras dos años consecutivos, con un éxito mucho mayor del esperado. Lamentablemente ni el año pasado ni éste trabajamos por motivos de la pandemia, pero espero que el próximo año lo podamos retomar. 

¿Qué tal la experiencia de docencia?

Yo siempre aclaro que no tengo ningún título de profesor, les puedo transmitir lo que he podido aprender en este tiempo y como me lo transmitieron a mí, pero no tengo una formación académica pedagógica. De todos modos la gente se muestra conforme con lo que logra en el taller y eso para mí es un golazo, incluso cuando veo que la gente asimila lo que le transmito. Así que me parece que algo bueno está saliendo de esto. 

¿Tienes algún proyecto para el año que se viene?

Además de retomar el taller de Velázquez, me gustaría hacer una muestra particular de acuarelas, que como encargado de la sala tengo el privilegio de seleccionar una fecha para mí (risas).

 

PARA CONOCER MÁS ROBERTO WEIGEL

tel. 095 904 614 mail: robertoweigel@gmail.com

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